Cuando hablamos de transformación digital, nos referimos a la integración de las tecnologías digitales en todas las áreas de una empresa u organización, lo que conlleva cambios fundamentales en su forma de funcionar. La transformación digital también tiene que ver con las personas, la cultura y los procesos, al igual que la tecnología; sin embargo, a efectos de este artículo, nos centraremos en el aspecto tecnológico de la transformación digital. Aumenta la eficacia en varios procesos y proporciona más productividad, más satisfacción del cliente y experiencias de usuario de alta calidad. También proporciona información basada en datos, mayor colaboración, mejor comunicación, más agilidad, menos errores humanos y más seguridad.
A pesar de estas numerosas ventajas operativas, ¿puede la transformación digital conducir también a una mayor sostenibilidad? ¿Cuál es el impacto de las tecnologías digitales en el medio ambiente? Estas son las preguntas que queremos explorar en este artículo del blog. Comprender los factores críticos es esencial para evitar el “lavado verde” de las capacidades de la transformación digital. Hay que tener en cuenta aspectos como el consumo de recursos y el volumen de residuos. Este puede ser un debate complejo, con una gran variedad de estadísticas disponibles y perspectivas de actuación.
Impreso o en pantalla: ¿qué es más sostenible?
Uno de los procesos más obvios que vienen a la mente al pensar en la transformación digital es la digitalización de los procesos basados en papel.
Except Integrated Sustainability publicó en 2020 un interesante artículo en el que se comparaba la lectura de un documento impreso con la lectura de un equivalente digital, y las cifras que se utilizan a continuación aportan valiosas ideas al respecto.
Se necesitan más de ocho árboles para producir 100.000 hojas de papel, lo que genera una huella de carbono de 6.000 kg de CO₂ equivalente. El uso de energía y agua constituye la mayor parte de esta huella. Sólo la producción de 20 hojas de papel consume 6,4 litros de agua dulce. A esto hay que añadir el consumo de recursos de los dispositivos de impresión, aunque, según Except Integrated Sustainability, el consumo de energía durante el proceso de impresión es mínimo. Sin embargo, también es importante tener en cuenta el impacto medioambiental de la fabricación de la impresora.
Considerando la alternativa, si se prescindiera por completo del papel y la gente sólo leyera en una pantalla, se eliminaría este consumo de recursos impresos. Por otra parte, la producción de un ordenador portátil es responsable del 70% de su consumo total de energía a lo largo de su vida útil. Además, la producción de cada portátil contribuye a un consumo de agua equivalente a 6.500 litros. Compara esto con la impresión, donde una vez que se imprime un documento, está disponible y puedes leerlo tantas veces como quieras. En cambio, volver a leer el mismo documento en un ordenador portátil requiere electricidad nueva cada vez.
Además, una hoja de papel puede reciclarse hasta siete veces, y cuando se aprovecha al máximo, el reciclaje del papel puede reducir sus emisiones de carbono en un 47%, de 6.000 kg por 100.000 hojas a 3.200 kg. Por otra parte, el 50% de las emisiones generadas durante la producción de un portátil nuevo se compensan en cuanto se recicla el portátil. En el caso de los portátiles usados, esta cifra puede llegar al 75%.
Basándose en estas cifras, Except Integrated Sustainability señala que las emisiones de CO₂ tanto de un documento digital como de un documento físico dependerán de cómo se utilice el documento. Señalan que si alguien lee un documento una sola vez, entonces una versión digital genera menos CO₂. Sin embargo, la impresión es más respetuosa con el medio ambiente si la gente lee o comparte un documento más de tres veces. Así pues, la forma en que las personas utilizan los documentos afecta significativamente a las emisiones globales de CO₂.
Consumo de recursos de la colaboración y comunicación digitales
La colaboración digital es una forma flexible y potente de conectar equipos y trabajadores ubicados en cualquier lugar, pero sus méritos de sostenibilidad requieren una cuidadosa consideración.
A medida que avanza la digitalización, también aumenta la cantidad de datos que se envían, descargan y almacenan.
Por ejemplo, según cifras de Domo, una persona media produce 102 MB de datos cada minuto.
En 2019, la revista alemana Oekotest publicó un artículo titulado: “Un correo electrónico es tan perjudicial para el clima como una bolsa de plástico”. A medida que aumenta el volumen de datos, también lo hace el consumo de energía:
La electricidad necesaria para almacenar unos 3.500 correos electrónicos (de cinco MB cada uno) produce tanto CO₂ como conducir un coche compacto durante un kilómetro.
Un empleado con un tráfico medio de correos electrónicos produce cada día tantos gases de efecto invernadero como los generados por un viaje de once kilómetros en coche
Almacenar 1 GB de datos consume 0,28 kg de CO₂.
Descargar 1 GB de datos consume 3 kg de CO₂.
Fuente:
Carbon Footprint of the Internet Over Time Since 1990, 2023
Afortunadamente, podemos tomar medidas para minimizar estos problemas. En este artículo del blog, hemos recopilado consejos sobre cómo cada persona puede manejar sus datos de forma más consciente y minimizar el despilfarro de datos:
Cinco formas de limpiar tu “basura” de datos y ahorrar energía.
¿Hasta qué punto es sostenible la nube?
Una de las tecnologías clave de la transformación digital es la migración a la nube. Ofrece colaboración entre ubicaciones, planificación rentable, más flexibilidad y protección contra la pérdida de datos, por nombrar sólo algunas ventajas. Como resultado, cada vez más organizaciones están migrando su infraestructura informática y sus aplicaciones a la nube, aprovechando sus muchas ventajas.
Por supuesto, este enfoque también repercute en el consumo de recursos.
Se calcula que los centros de datos son responsables de hasta el 3% del consumo mundial de electricidad en la actualidad, y se prevé que alcancen el 4% en 2030. Esto se debe al consumo de energía de las infraestructuras de servidores, los sistemas de refrigeración, los sistemas de extinción de incendios, los sistemas de energía de reserva y las herramientas de supervisión y gestión. A esto se añade el enorme consumo de agua para refrigeración, que también repercute en la sostenibilidad. Puedes saber más sobre la sostenibilidad de los centros de datos en este artículo del blog:
¿Hasta qué punto son sostenibles los centros de datos y los servicios en la nube?
La sostenibilidad también tendrá que ser una consideración clave en el uso de la IA en los centros de datos.
En una encuesta reciente, el 57% de los propietarios de centros de datos afirmaron que confiarían en un modelo de IA para tomar decisiones operativas, lo que supone un aumento de casi el 20% respecto al año anterior. Sin embargo, los sistemas de IA dependen en gran medida de grandes cantidades de datos, y entrenar y ofrecer IA requiere enormes cantidades de potencia informática y almacenamiento de datos.
Cada vez que una aplicación de IA calcula cifras, analiza datos o responde a preguntas, utiliza una “unidad de procesamiento gráfico”. Estas GPU, que suelen almacenarse en servidores de centros de datos, consumen unas cuatro veces más energía que los servidores utilizados para las aplicaciones en la nube. Las cargas de trabajo que consumen muchos recursos y utilizan CPU y GPU,
aumentarán el consumo de energía de los centros de datos en un 12% para 2023.
El problema mundial de los residuos electrónicos
El uso de servicios digitales requiere dispositivos finales como ordenadores portátiles, tabletas, teléfonos inteligentes y similares. La red Wi-Fi (o red móvil de datos) utilizada también requiere componentes y electricidad. Si al final se desmantelan todos estos dispositivos, inevitablemente se producirán residuos electrónicos.
Las cifras de
Except Integrated Sustainability muestran que los residuos electrónicos se acumulan a un ritmo increíble, tres veces más rápido de lo que crece la población mundial, y que el 90% se desecha ilegalmente. En 2019, los seres humanos produjeron 54 millones de toneladas de residuos electrónicos, una media de 7,3 kg por habitante terrestre. Los datos muestran
un aumento de 44,4 millones de toneladas en cinco años. Sin embargo, según la documentación, sólo el 17,4 por ciento de estos residuos se recogió y recicló adecuadamente.
Aunque los aparatos electrónicos suelen contener metales valiosos, a menudo contienen metales muy tóxicos. Con frecuencia, niños y mujeres de países en vías de desarrollo se encargan de recoger estos montones de residuos electrónicos para obtener metales valiosos, un proceso de semirreciclaje que plantea riesgos tanto para el medio ambiente como para las personas que trabajan con ellos, como cuando los trabajadores recurren a la quema de ordenadores portátiles para extraer cobre.
Los residuos electrónicos son a la vez un peligro y un recurso valioso.
Un informe de la ONU sugiere que al menos 10.000 millones de dólares en metales preciosos, incluidos oro y platino, se vierten cada año en residuos electrónicos. Una recuperación segura puede reducir los daños medioambientales derivados de la extracción de materias primas y abordar cuestiones de sostenibilidad social y medioambiental. El reciclaje responsable puede transformar los residuos electrónicos en un recurso sostenible.
¿Cómo hacer posible una transformación digital sostenible?
Teniendo en cuenta todos los factores anteriores, la clave para una mayor sostenibilidad en la transformación digital reside en tres aspectos principales:
- El uso de tecnologías digitales con energía renovable.
- En la compra de tecnologías digitales debe favorecerse el uso de dispositivos reacondicionados o remanufacturados.
- Las tecnologías digitales que ya no puedan repararse, reacondicionarse o refabricarse deben eliminarse de forma responsable.
1. El uso de tecnologías digitales con energía renovable
El uso de tecnologías digitales con energías renovables es clave para reducir las emisiones de CO₂ y crear un mundo digital limpio. Las fuentes de energía renovable reducen significativamente las emisiones de CO₂ y están infinitamente disponibles. Tanto si se trata de la infraestructura informática de la empresa como del centro de datos del proveedor al que recurres, siempre debe utilizarse energía renovable.
Para poner esto en contexto, por ejemplo,
un estudio descubrió que los servidores en nube alimentados con un 100% de energía verde sólo consumen un tercio de CO₂e al año/servidor en comparación con los servidores en nube no alimentados con energía verde.
2. Uso de tecnologías digitales reacondicionadas o remanufacturadas
Reutilizar los dispositivos usados para reducir drásticamente la producción mundial de residuos y proteger los recursos primarios es la segunda clave.
Ya se trate de portátiles, servidores o impresoras, las empresas y los particulares deberían intentar siempre utilizar opciones reacondicionadas o remanufacturadas.
El mismo principio debería aplicarse también a los procesos basados en papel, si todavía se utilizan. El objetivo debe ser siempre utilizar papel reciclado en lugar de papel de fibra virgen. De este modo también se conservan los recursos naturales, incluidas las materias primas, y se reduce la energía y el agua necesarias para procesar y producir componentes y productos.
Para las empresas que diseñan nuevos productos,
hay que tener en cuenta que el 80% del impacto medioambiental de un producto está influido por las decisiones que se toman en la fase de diseño. Estas decisiones influyen en los materiales, la durabilidad, la reparabilidad y los resultados al final de la vida útil de un producto.
3. Reciclaje responsable de las tecnologías digitales que ya no pueden reutilizarse
Sea cual sea el enfoque que se dé al uso de las tecnologías digitales, inevitablemente los sistemas acabarán llegando al final de su vida útil. La infraestructura informática debe reciclarse de forma responsable para reducir la cantidad de residuos electrónicos en todo el mundo.
Debes investigar la forma más adecuada de reciclar tus tecnologías en tu localidad (puede tratarse de centros de reciclaje locales, programas de minoristas o programas de recuperación de los fabricantes que reciclarán los componentes de forma experta). También debes buscar siempre recicladores debidamente certificados para garantizar que los residuos electrónicos se reciclan de forma responsable.
En algunos casos, puedes ayudar a preparar un aparato para su reciclaje retirando componentes como tarjetas SIM, pilas, tarjetas de memoria adicionales, etc., que pueden separarse para su reutilización o reacondicionamiento.
La transformación digital sostenible tiene potencial para mejorar la sostenibilidad
La transformación digital tiene el potencial de mejorar la sostenibilidad. Sin embargo, es una cuestión compleja, y los resultados pueden variar mucho según las circunstancias de la organización que la utilice.
Para mejorar la sostenibilidad de la transformación digital, hay que tener en cuenta tanto la infraestructura informática utilizada como los posibles residuos electrónicos que genera.
El uso de tecnología reciclada o remanufacturada puede ayudar a impulsar la sostenibilidad. Cuando la tecnología llega al final de su vida útil, debe eliminarse de forma segura y responsable.
En general, el uso de energías renovables en todos los ámbitos, desde el diseño y la fabricación hasta las operaciones diarias, es una parte vital de cualquier medida para mejorar la sostenibilidad de la transformación digital.
En
nuestro siguiente artículo del blog, presentaremos tres iniciativas de digitalización que tienen un impacto positivo en la sostenibilidad de una organización.